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Torrevieja Digital

Primero de mayo, recuperar la memoria

Lustros de amnesia calculada han hecho posible que hoy hablemos con cierta tranquilidad de los disparates que ocurrieron en nuestro pasado reciente. Y digo con cierta tranquilidad porque el PP ha utilizado la Ley de la Memoria Histórica, que debería servir para que cerremos las postreras heridas de la última guerra civil, como elemento de controversia al mismo nivel que el trasvase del Ebro, las desalinizadoras o el mismísimo terrorismo. Y el enfrentamiento político fomentado desde las trincheras del PP no ha conocido los límites de la sensatez.
De la Ley de Memoria Histórica se dijo que dividía a los españoles. Así que los enterramientos sumarios, en su inmensa mayoría relacionados con el gobierno legítimo, deben quedar en las cunetas. El trasvase lo han tratado con una fiereza argumental tan brutal como capciosa. Al margen de consideraciones medioambientales, la inmensa tubería es una obra de miles de millones que duraría casi diez años en construirse. ¿Y si cuando terminen la obra no hay agua para trasvasar?
En cuanto a la desalinizadora de Torrevieja se ha dicho de todo. Lo más novedoso, desde luego, no es que se mienta, sino que se utilicen falsos argumentos científicos sin que produzcan sonrojo a los que supuestamente apoyan esas declaraciones. Dice un destacado miembro del PP que el agua desalada produce un cierto encogimiento de los testículos. Afortunadamente parece que a las mujeres las deja indemnes.
Así que visto el panorama y apreciando a qué nivel se mueve el personal cuando se trata de desprestigiar las ideas del adversario político, tengo cierta prevención a la hora de hablar del Primero de Mayo. Pero lo voy a hacer.
Desde que el hombre fue expulsado del Paraíso tuvo que ingeniárselas para sobrevivir y con rapidez las fortunas fueron desiguales. Unos hombres fueron esclavos de otros. Más tarde fueron vasallos. Los reyezuelos los protegían a cambio de no dejarles casi nada para comer. Transcurrieron los siglos. Cayó el Antiguo Régimen en donde había gente que no daba palo al agua en función de haber nacido en la familia adecuada. Los que trabajaban inventaban cosas y se produjo la Revolución Industrial. Con ella, una nueva clase que era propietaria de los medios de producción, o sea, de los inventos y de las maquinitas.
Los que seguían sin tener nada tuvieron que abandonar los campos y acercarse a los locales en donde se encontraban las máquinas. Y allí, nuevamente fueron exprimidos brutalmente. Habían cambiado de amo. Ahora los que no les dejaban vivir eran los propietarios de los medios de producción. Y es que la vida en aquellos días se aproximaba a esta: jornadas desde las 4 de la madrugada hasta las 8 de la tarde. Sin vacaciones. Sin Seguridad Social. Si subsidio de paro. Trabajando incluso los niños. Si te ponías malito, simplemente te sacaban fuera porque ya no servías para alimentar a la maquinita. Hacinados en viviendas insalubres, húmedas y frías, enfermaban y morían con facilidad.
Pero el sistema tenía un pequeño fallo. Unía para trabajar a cientos de desgraciados. Y los desgraciados hablaban de sus desgracias. Y al hablar de sus desgracias, le buscaron soluciones. Y entendieron que la única forma de poder vivir con cierta dignidad era disminuir la jornada de trabajo y arrancar a los propietarios de los inventos derechos sociales. Y esos derechos sociales los disfrutamos hoy, vacaciones, seguridad social, subsidio de paro, etc.
Como es fácil de entender, eso no cayó del cielo. Muchísimos trabajadores dieron su vida para que los trabajadores del futuro, o sea, nosotros, disfrutáramos con dignidad de la que nos toca vivir.
Por eso, cuando los trabajadores de las Salinas fueron a la huelga para defender los derechos de los nuevos trabajadores que entrarían en el futuro, recordé el espíritu del Primero de Mayo. Por eso, en algunos medios de comunicación definí esa huelga como una huelga romántica. Por eso desde aquí, próxima esa fecha, les doy las gracias.
En el Congreso Internacional Obrero Socialista, celebrado en París, se acordó celebrar el 1º de Mayo. Se celebró este congreso en 1886 y acudió a él Pablo Iglesias.

Ángel Sáez Martínez es secretario general del PSOE de Torrevieja.

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