El Acequión como metáfora
por PEPE LÓPEZ
Torrevieja está a punto de perder uno de sus signos de identidad como ciudad turística y de acogida: la playa del Acequión será pronto historia y sobre su maltrecho arenal veremos atracar veleros y barcos de no sé cuantos metros de eslora. Es ésta, junto a la del Cura y según recuerdan los nativos, la primera playa urbana, la zona de baño por excelencia donde los primeros turistas de los sesenta/setenta llegados de Murcia y Orihuela se tostaban al sol, y es ésta la playa popular que hoy tiene, como decíamos ayer, una fecha de caducidad cual vulgar yogur. Esto debe ser el progreso y el desarrollo que tantos defienden y el alcalde, Pedro Ángel Hernández Mateo, el primero, y más ahora que está cercana la fiesta de autobombo de su 20 aniversario en el poder. Sobre el recuerdo de los primeros turistas que llegaban a la ciudad salinera en aquellos años, sobre las fotografías en blanco y negro de los castillos de arena que aquellos niños de entonces y hoy adultos, el alcalde y su depredador progreso prepara la "reordenación de la fachada marítima", un eufemismo que significa ampliar la darsena portuaria, ampliar los puntos de amarre y expulsar de allí a los miles de bañistas que aún hoy, y pese a los carteles que lo prohíben, siguen utilizándola a diario. Pero esto, como tantas cosas en Torrevieja, sucede en silencio. Sin que nadie, o casi, levante la voz para discrepar, para pedir un debate de si se debe o no. Seguramente estamos equivocados quienes pensamos que éste no puede ser el único futuro, porque habrá un día que nos preguntemos por qué los turistas cargados de niños y flotadores, de cremas sol
ares ya no vienen y los restaurantes están vacíos. A lo mejor es que hemos hecho todo lo posible para que así sea. A lo mejor es que el dinero rápido y el reguero que deja tanto movimiento de tierra nos ha cegado los ojos y no supimos decir basta cuando las palabras aún tenían sentido. Y lo malo es que Torrevieja y su moribunda playa del Acequión no es un caso aislado en esta tierra de acogida. Lo malo es que su desaparición anunciada parece más bien una metáfora de tantas cosas. Eso sí, una desgraciada metáfora.
Publicado en Información
Noticias Relacionadas:
0 comentarios