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ALICANTE ENTIENDE replica en antena las declaraciones del obispo de Alicante

ALICANTE ENTIENDE replica en antena las declaraciones del obispo de Alicante

Desde el colectivo gay "Alicante Entiende" (www.alicantentiende.com), y a través de nuestro programa radiofonico "Alicante Entiende", de tematica gay-lesbica, recoge y analiza, en su programa de esta semana, las declaraciones del obispo alicantino hechas este domingo al diario Informacion.

Escucha el programa completo desde nuestra sintonía en Artegalia Radio (www.artegalia.com). Puedes leer también nuestro artículo de opinión sobre la Iglesia y sus ataques a la homosexualidad:

EL DERECHO A NO SER INSULTADOS.

Ya no me sorprende las impunes declaraciones del señor obispo, Rafael Palmero, donde se permite lanzar graves mentiras, como que la homosexualidad es una enfermedad, y en la cual defiende el derecho de la Iglesia a ejercitar su libertad, cosa en la que estoy de acuerdo, pues la libertad de expresión es uno de los derechos fundamentales recogidos en nuestra Constitución. Sin embargo, debería ser consciente que nunca se puede confundir la libertad con libertinaje, y que existe el precepto básico de que la libertad de expresión debe de respetar la integridad de las personas, su intimidad y su derecho a ser individuos libres en una sociedad igualitaria, sin que existan otras personas o grupos que los agredan, física o verbalmente. No se tiene en cuenta, por tanto, que lo que está haciendo la Iglesia Católica en España es insultar y menospreciar a un importante número de individuos (gays, lesbianas, madres solteras, divorciados, madres abortistas, etc.) que no forman parte de la "familia tradicional" que ellos defienden, acusando, sobre todo al colectivo de gays y lesbianas, de ser los destructores de la familia, de las libertades, de los derechos humanos y de la sociedad española, entre otras cuestiones, incitando a personas a salir a las calles con pancartas despreciativas e insultantes, y a permitir que sus Obispos utilicen los medios de comunicación para insultar y agredir con sus palabras. Hay hechos y agresiones verbales que pueden ser, incluso, constitutivos de delito, y sin embargo, no he visto a ningún jurista que haya procedido a presentar una querella, cuando hemos oído de boca de algún obispo, como el de Tenerife, equiparar la homosexualidad con una enfermedad o con la pederastia, o afirmar que algunos menores de edad provocan a algunos adultos a mantener relaciones sexuales. Todos tenemos derecho a ejercitar nuestra libertad, pero la Iglesia no tiene ningún derecho de injerencia en la política española y, mucho menos, en la vida y familias de aquellos españoles que no somos creyentes ni seguidores del catolicismo, y no podemos permitir que se nos quieran imponer creencias o formas de convivencia en base a unos cuestionamientos morales y religiosos. La Iglesia no es un sindicato, ni una ONG, ni un colegio de profesionales, sino una agrupación de personas en torno a unas creencias particulares, tan respetables unas como otras, pero particulares y personales de aquellos individuos que la profesan y, por tanto, de ninguna manera se pueden imponer a otros individuos.

Por ello, la Iglesia solo debe de representar los intereses de sus fieles, y en el ámbito concreto de la religión, y por ello, solo puede hablar de lo que le corresponde: de la fe de sus asociados.

Por otro lado, resulta realmente curioso que los católicos de base se defiendan diciendo que estas opiniones pertenecen a la jerarquía católica, curas y obispos, y que ellos no la comparten. Sin embargo, no he visto a ningún católico levantar la voz contra las declaraciones de los Obispos, ni a promover cambios dentro de la propia Iglesia, con lo cual, al final, todos sabemos que el silencio es el mayor de los cómplices y "quien calla, otorga". Debemos, por tanto, terminar con la impunidad de esta mal entendida libertad de expresión de los Obispos españoles, y a saber distinguir lo que puede ser una opinión de un insulto, un comentario de lo que pueda ser una agresión verbal, y de lo que es una afirmación de fe a lo que es una mentira o un falseamiento de una realidad científica (la homosexualidad no es una enfermedad ni un vicio, por ejemplo). Esta confrontación artificial y provocada por el Partido Popular y la Iglesia Católica, no deja de ser un arma electoral para provocar la crispación en nuestra sociedad, y de la cual estamos siendo perjudicados gays y lesbianas que, sin haber provocado nada, nos hemos visto envueltos en esta maraña de acusaciones y menosprecios, hasta tal punto que estamos en uno de los peores momentos de estos 30 años de lucha en democracia por nuestros derechos, ya que nunca habíamos recibido tantos insultos. Estamos, por tanto, retrocediendo y tirando por tierra el trabajo y los logros conseguidos por tantos activistas y demócratas, y cuestionando una realidad que, desde el año 2005 y gracias al Gobierno, ha permitido que en España existiera una diversidad de familias tan enriquecedora como plural, complementando la "familia tradicional" y regularizando una situación de discriminación que ha permitido legalizar e igualar en derechos y obligaciones a nuestras "otras familias". Yo no soy jurista ni especialista en derecho, pero sí un ciudadano que, día tras día, estoy viendo como ciertos sectores eclesiásticos y conservadores se dedican a insultarme y a despreciarme, a través de los medios de comunicación, con el simple pretexto de que mi orientación sexual no es la misma que ellos "dicen" tener y que mi modelo de familia es diferente en la sexualidad pero igual o mayor en amor y respeto a la que ellos defienden, estando amparados por una Ley y por una Constitución que defiende la igualdad de todos los españoles.

Más información:

Artegalia – www.artegalia.com

www.alicantentiende.com

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