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Crónica de lo que no se vio en visita de Bush

Crónica de lo que no se vio en visita de Bush

Colombia. por Victor Solano- De la pluma de Victor Solano nos llega este testimonio de la visita de Bush en Colombia hace tan sólo unos días. Victor Solano se define como un comunicador social. Fue gerente de Comunicaciones Organizacionales para la región Andina en una multinacional del sector químico-farmacéutico y coordinador de comunicaciones externas de una importante universidad colombiana. Ha sido periodista y editor en medios como El Tiempo, revista Enter; Business Technology; Revista Cambio e INTER-Cambio y también ha colaborado para las revistas Semana, Nota Uniandina, Canal Informático, Huella y Emprendedor.

De manera paralela, ahora disfruta mucho como blogger en sus blogs ¿Comunicación?, Desnudos y Tallar con Luz. Desde su blog Re-medios nos llega en este artículo su testimonio de la visita de Bush a Bogotá.

 

Crónica de lo que no se vio en visita de Bush

Mientras los grandes medios concentraban sus esfuerzos en cubrir la visita desde los ángulos privilegiados de la muy tranquila y segura Plaza de Bolívar, en el centro de Bogotá, algunos medios locales como Canal Capital, corresponsales extranjeros y este servidor (un humilde blogger) salimos a las calles a medirle la temperatura a las protestas. Esto fue lo que encontré. [upgrade: video que hice].

 

Al medio día, cuando caminaba desprevenidamente con mi hijo para comprar un postre para despedir el ajiaco dominical, un grupo de encapuchados pasó corriendo a nuestro lado. Gritaron un par de vivas “a la revolución” y subieron por la calle 34 hacia La Perseverancia. Seguimos por la séptima y nos detuvimos en el separador de carriles, cuando de pronto una tanqueta antimotines con su apariencia de postguerra tipo Mad Max pasó por encima del separador, a solo cuatro metros de nosotros. Apuramos el paso y cuando pasamos por la carrera 13 descubrimos que las vitrinas del concesionario de autos de Hyundai habían sido destruidas. Compramos rápidamente lo que buscábamos y el propietario dijo que allí nos quedaríamos porque él cerraría su local en ese momento. En cuclillas logramos salir del establecimiento, esquivando luego los buses que sin pensarlo dos veces trepaban sus carrocerías sobre los andenes. Llegamos a la casa y escribí esto, mientras oía al general Jorge Daniel Castro diciendo en Caracol Televisión que no estaba pasando absolutamente nada en el centro de Bogotá.

 

Tomé la cámara, cometí el error de contar lo que había visto y aún así convencí a mi familia de que saldría a hacer un par de fotos. Una vez al regresar a la zona de calor, lo primero que sentí fue la discusión de unos jóvenes contra un sujeto calvo con las manos atrás que, según decían los que estaban allí como a veinte metros, estaba armado. Los manifestantes me decían que era un ‘tira’; honestamente creo que era un comerciante, vecino de Hyundai, tratando de salvaguardar su negocio. Una cuadra más al sur sobre la carrera, en la calle 33, unas 25 motos de la Policía enfilaban sus ruedas mirando al norte. “Chinos: Váyanse para la casa que esto se va a poner feo”, nos decían a los que en esa esquina observábamos los sucesos. En un video que registré (y que no he podido subir no sé por qué) arrancaron hacia el norte y atraparon a cuatro o cinco muchachos; mientras llegaba la tanqueta a la que serían subidos, los tuvieron sentados en la acera.

 

Treinta segundos más tarde fueron enjaulados en la tanqueta. Seguí a los de Canal Capital que corrían por la 13 hasta los detenidos, pero vi que ellos esperaron a prudente distancia gracias al tele de la cámara. Yo, que estaba con mi Kodak caserita, no me pude dar ese lujo y me les acerqué lo más que pude y que dejaron los policías, ataviados cual Robocop.

 

Un par de minutos después, me acerqué a una joven que estaba siendo entrevistada por un corresponsal. Ellos estaban sobre el asfalto. En medio de su testimonio, me acerqué y en ese momento una de las tanquetas nos escupió su muy potente chorro de agua y empaparon una de mis piernas, casi me tumba. Nos dispersaron sin mediar palabra y así pudo avanzar la segunda tanqueta a la que sobra decir que le estorbábamos…

 

Vinieron varios momentos de tensión por los familiares y conocidos de los muchachos detenidos. Los deudos de una o más honras fúnebres salían de las pocas funerarias delsector con el sol tropical que nadie espera en Bogotá. Nunca vi que dispararan los lacrimógenos, pero en un momento fue bastante difícil respirar; sentí muy congestionados los pulmones y obviamente, los ojos irritados. Luego muy rápidamente, de la tanqueta fueron sacados los jóvenes y metidos a la fuerza a la camioneta. Uno de ellos gritaba desesperado su apellido: “Galvis”. La chica que había estado tratando de contener las tanquetas con su frágil humanidad y había sido retirada a la fuerza con varios de los chorros de la Esmad fue subida a la camioneta cuando intentaba que no se cerrara la puerta trasera de la camioneta donde iban los otros cuatro detenidos.

 

Un periodista de Citytv, que lucía la acreditación oficial de la gira, había encontrado un casquillo de fusil; lo mostraba a los policías y le pedía calma a los manifestantes. Un hombre de bigote y cachucha roja gritaba que había visto a los agentes “dispararle a la multitud”. Él estaba a diez centímetros de mí y una señora le preguntaba con entusiasmo y complicidad: “¿Usted es de Derechos Humanos, cierto?”. El hombre asintió con la cabeza y le pedía discreción con su índice, clausurando sus labios… Hmmm qué raro me pareció ese gesto. Tuve que salir porque se me llenó la memoria de la camarita casera con la que alternaba fotos y pequeños videitos. Ya tenía suficiente para venir a publicar algo.

 

Dejaba al fondo a un teniente de la Policía que le intentaba poner algo de disciplina a otro de los muchachos que era subido al platón de una camioneta policial: “Quieto hijueputa, que no le puedo poner las esposas”. Entre tanto, desde la acera de otro de los concesionarios y con unos diez Mercedes-Benz de fondo, unos jóvenes cantaban arengas con la música del programa infantil El Tesoro del saber, pero con letra modificada para agraviar a la ‘tomba’.

 

Mientras esto ocurría, el país veía a través de los medios masivos una visita tranquila, engalanada por lo protocolos de la alfombra roja y las venias de un gobierno a otro.

 


Viñeta via www.realydad.web.com.co

 

 




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